Por: Daniel Torres Jáquez
Estamos ante un nuevo embate de la ultraderecha mexicana contra los libros de texto gratuito, en este caso, contra los de Biología de primer grado para escuelas secundarias que abordan el tema de la educación sexual.
En desplegado a página completa publicado el 13 de agosto en un periódico de circulación nacional (y no sé en cuántos más), un gran número de membretes agrupados en la Coalición para la Participación Social en la Educación (COPASE), manifiestan que los libros impugnados tienen un sesgo ideológico y promueven el inicio prematuro de la "actividad sexual entre niños de 11 y 12 años".
El asunto no es nuevo. Una embestida parecida ocurrió el año pasado en Chihuahua y tal parece que las presiones le dieron resultados a los "ultra", de ahí que hoy las emprendan de nuevo.
El mismo desplegado apareció publicado el 14 de agosto a nivel local, pero dirigida al gobernador José Reyes Baeza. En dicho pronunciamiento, los impugnadores hacen reconocimiento al gobernante chihuahuense, por haber retirado de las escuelas los libros impugnados y presionan para que ahora haga lo mismo.
¿A quién culpan de malas intenciones los impugnadores de los textos? ¿A los autores de los mismos? ¿A quienes se los autorizaron? ¿O de plano a las autoridades de la Secretaría de Educación Pública? Se quejan de que los textos tienen tal o cual orientación, no obstante que la COPASE le hizo observaciones a la propia secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, quien les concedió cuatro audiencias para escucharlos.
Sorprende que algunos de los beligerantes membretes que aparecen hoy, estén identificados desde hace muchos años con el PAN y se lancen contra una disposición del gobierno de su signo. Tal es el caso de la ANCIFEM y de la Unión Nacional de Padres de Familia. En otras palabras, la ultraderecha panista está impugnando decisiones del gobierno panista.
Es obvio que los representantes de las agrupamientos que signan el desplegado, es gente que ni siquiera manda sus hijos a las escuelas públicas, pero sí quieren incidir en lo que ocurre en ellas.
En su pronunciamiento, los ultraderechistas utilizan un lenguaje seudo científico y con argucias retóricas piden rigor científico a la SEP, mientras que ellos, a su vez, propagan falsedades como si fueran verdades absolutas.
Hablan de la inconveniencia del condón, del carácter abortivo de la píldora "del día siguiente", del instante preciso en que inicia el embarazo y de los riesgos secundarios de los diferentes medios anticonceptivos, como si no supiéramos que ellos sólo recomiendan la castidad y la abstinencia.
Carentes de los más elementales principios científicos, con evidente falta de información básica sobre el tema, sin pizca de principios éticos, pretenden imponerles a otros, creencias y disciplinas que no practican ellos.
Difunden mentiras seudo científicas que buscan confundir incautos; mentiras que quieren sustentar una ideología de claros principios mágico-religiosos, con el uso tramposo de términos bio-médicos.
Contrariamente a lo que ellos afirman, infinidad de estudios recomiendan la promoción del preservativo desde edades cada vez más tempranas, pues esto ha salvado miles de vidas en todo el mundo y seguirá haciéndolo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el condón reduce a un 3 por ciento el número de embarazos no deseados y previene un 60 por ciento los casos de transmisiones del VIH y otras enfermedades por contagio sexual.
Lo cierto es que detrás de esos membretes está la iglesia católica, que no ceja en su empeño de intervenir en la educación pública, pretendiendo además, ser subvencionada por el Estado para ello.
¡Dios nos libre!
El Estado laico debe basar la educación pública en principios verdaderamente científicos y no en dogmas de fe. Los maestros, por su parte, deben hacer frente a estas embestidas contra la educación pública, laica y gratuita, aclarando a sus alumnos y a los padres de familia el fondo del asunto, separando la paja del grano.
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