sábado, 31 de enero de 2009

El silencio del Pentágono

Desde hace años las concepciones del Departamento de Defensa (DoD, por sus siglas en inglés) de EU sobre los problemas primarios de “seguridad nacional” en México, el Caribe y América Latina se centran de manera exclusiva e interesada en los efectos y no en las causas de la “inestabilidad”. No es por miopía conceptual. Tampoco es asunto menor si se recuerda que cuando sus docentes del Colegio de Guerra han señalado que los programas de ajuste estructural del “consenso de Washington” (auspiciados por el Comander-in-Chief desde el Banco Mundial –BM–, el BID y el FMI) están en la raíz del problema de seguridad nacional en México, se les margina y hasta se les castiga con el cese fulminante de sus cargos.



Y es que su desacato no fue menor: desarticulan y desautorizan las premisas de las hipótesis y justificaciones para las operaciones clandestinas y/o de intervención y ocupación militar, como migración ilegal, narcotráfico y criminalidad. El asunto cobra trascendencia cuando nos enteramos, gracias a datos y análisis ofrecidos por Jorge Luis Sierra, que en las hipótesis de guerra del Pentágono en México se prevén acciones militares “ante la posibilidad de que en los próximos 25 años, el Estado mexicano ‘se derrumbe´, como resultado del embate prolongado y cada vez más intenso del narcotráfico” (El Universal, 24/1/09). Se indica que los escenarios del Comando de Fuerzas Conjuntas del DoD, ubican a México “en el contexto mundial de los estados débiles, cuyo fracaso puede presentar ‘desafíos muy serios’ a los planificadores estratégicos y operacionales de la fuerza militar de EU” (ibid).



Se presentan así amenazas graves a la jurisdicción e integridad territorial mexicana, ya que el DoD utiliza estos argumentos “para planificar el uso de su fuerza en las siguientes décadas, lo que haría evidente que la intervención militar debe estar considerada dentro de los escenarios posibles en la relación EU-México”. En todo esto lo que más llama la atención es el silencio del Pentágono sobre el papel tan activo de EU en el auspicio de las condiciones básicas de esos “juegos de guerra” en los últimos 26 años al impulsar desde el FMI-BM-BID el retiro del Estado mexicano de sectores estratégicos desregulando y desnacionalizando bancos, ferrocarriles, petróleo, electricidad, infraestructura, agricultura, agua, etcétera, y propiciando el desequilibrio sociopolítico por medio de la rigurosa aplicación (con el concurso de sus empleados en Los Pinos, Hacienda y Economía) de un guión basado en una drástica reducción del gasto público; la anulación de subsidios al campo, a los alimentos, al transporte para los sectores populares; la promoción de despidos masivos de burócratas, técnicos y trabajadores de las empresas privatizadas; la desregulación en beneficio de banqueros y comerciantes; la eliminación de límites a ganancias y al capital especulativo; la supresión del control de precios, devastando más el ingreso familiar con los topes salariales; la promoción de la apertura total e indiscriminada a la inversión extranjera y a las mercancías y capitales del exterior, socavando empleo y aparato productivo; el auspicio de los inversionistas foráneos como piedra angular del modelo, instaurando una política cambiaria muy flexible que permite la entrada y salida irrestricta de capitales nacionales y extranjeros, es decir, con “libertad para saquear a un país si en otro hay mayor seguridad o mayores tasas de ganancia” (Ver Arturo Ortiz W., Política económica de México, 1982-1995, Nuestro Tiempo,1994). Hasta hoy EU considera básica la libre oportunidad para especular en bolsas de valores y paraísos fiscales donde se bursatilizan y rematan nuestros activos estratégicos.



Tal es el recetario para la informalidad económica, la criminalidad y el narcotráfico. El Pentágono sabe que el estallido social está en curso y es de largo alcance: sin cambio de rumbo siguen balcanización e incautación del país.



John Saxe-Fernández

Descifrando el pensamiento del nuevo Presidente de Estados Unidos

(El líder de la Revolución se refiere a la posición asumida por Barack Obama con respecto a si se debía o no devolver la Base Naval de Guantánamo a su legítimo dueño. Señala, además, el apoyo del nuevo gobierno norteamericano a Israel).

No es demasiado difícil. Después de su toma de posesión, Barack Obama declaró que la devolución del territorio ocupado por la Base Naval de Guantánamo a su legítimo dueño debía sopesar, en primer término, si afectaba o no en lo más mínimo, la capacidad defensiva de Estados Unidos. Añadía de inmediato, que respecto a la devolución a Cuba del territorio ocupado por la misma, debía considerar bajo qué concesiones la parte cubana accedería a esa solución, lo cual equivale a la exigencia de un cambio en su sistema político, un precio contra el cual Cuba ha luchado durante medio siglo.



Mantener una base militar en Cuba contra la voluntad de nuestro pueblo, viola los más elementales principios del derecho internacional. Es una facultad del Presidente de Estados Unidos acatar esa norma sin condición alguna. No respetarla constituye un acto de soberbia y un abuso de su inmenso poder contra un pequeño país.



Si se desea comprender mejor el carácter abusivo del poder del imperio debe tomarse en cuenta las declaraciones publicadas en el sitio oficial de Internet por el gobierno de Estados Unidos el 22 de enero de 2009, después del acceso al mando, de Barack Obama. Biden y Obama deciden apoyar resueltamente la relación entre Estados Unidos e Israel, y consideran que el incontrovertible compromiso en Oriente Medio debe ser la seguridad de Israel, el principal aliado de Estados Unidos en la región.



Estados Unidos nunca se distanciará de Israel y su presidente y vicepresidente “creen resueltamente en el derecho de Israel de proteger sus ciudadanos”, asegura la declaración de principios, que retoma en esos puntos la política seguida por el gobierno del predecesor de Obama, George W. Bush.



Es el modo de compartir el genocidio contra los palestinos en que ha caído nuestro amigo Obama. Edulcorantes similares ofrece a Rusia, China, Europa, América Latina y el resto del mundo, después que Estados Unidos convirtió a Israel en una importante potencia nuclear que absorbe cada año una parte significativa de las exportaciones de la próspera industria militar del imperio, con lo cual amenaza, con una violencia extrema, a la población de todos los países de fe musulmana.



Ejemplos parecidos abundan, no hace falta ser adivino. Léase, para más ilustración, las declaraciones del nuevo Jefe del Pentágono, experto en asuntos bélicos.



Fidel Castro Ruz



29 de enero de 2009 (Tomado de Juventud Rebelde, 30 de enero de 2009)

martes, 27 de enero de 2009

Obama, o al rengo se le ve cuando camina

Por:
Guillermo Almeyra
Es peligroso confundir a Barack H. Obama, el personaje político del establishment estadunidense, con el movimiento social de protesta aún informe y desorganizado que se opuso a Bush e impuso al desconocido Obama, primero como candidato presidencial –venciendo a los elefantes blancos conocidos y conservadores del Partido Demócrata que apoyaban a Hillary Clinton bajo la dirección del marido de ésta–, y después como encargado de barrer al desprestigiado y odiado Bush.

El primero es un político segundón, sin experiencia ni mucha claridad (votó contra la guerra en Irak diciendo “no me opongo a la guerra, sino a guerras estúpidas”) y despierta si no las esperanzas, al menos las expectativas de los grandes capitalistas. Éstos, en efecto, desean que siga alimentando con fondos de los contribuyentes las arcas de los grandes bancos y de las grandes empresas que ellos mismos vaciaron por “codicia e irresponsabilidad”, como dijo Obama, pero sobre todo porque en eso consiste el capitalismo, que no es otra cosa que la búsqueda desesperada de la ganancia a cualquier precio, explotando, colonizando, matando, sin ética ni norma moral alguna. Hay que decir a este respecto que el gran capital no está muy contento con Obama a pesar de su evidente continuismo con las políticas esenciales de Bush y de su carácter conservador y, en el día de la asunción del mando y tras su discurso, votó a su manera haciendo caer todas las bolsas del mundo…

El segundo (el hombre que la ola de protesta llevó a la Casa Blanca esperando que haga un cambio, que dé trabajo digno y bien pagado, evite que le roben sus casas a la gente, les dé planes de asistencia médica, escuelas decentes, paz y libertades pisoteadas por Bush) siente en su nuca el aliento de millones de negros, latinoamericanos, asiáticos, discriminados (recordó, en efecto, que su padre “no hubiera podido entrar en un restorán” hace 40 años). Si 2 millones de personas, con varios grados bajo cero, sin centro ni organización colectiva, unidos por el mismo sentimiento, llenaron las calles de Washington para apoyar a Obama en su asunción del gobierno, es porque quieren empezar a tener poder y dejar de ser nadie, y para eso se agarran de Obama y le exigirán medidas sociales.

La degradación política y social en Estados Unidos es vieja, pero el Día sin inmigrantes (un paro nacional sui generis) dio conciencia a los trabajadores pobres y a los oprimidos de que podían contar, y la candidatura de Obama les dio posteriormente un centro político y una esperanza, deformados, pero de gran importancia. Porque no se puede separar el triunfo de los obreros que ocuparon e hicieron funcionar una fábrica de puertas y ventanas de ambos procesos: el de la acción en autogestión de los inmigrantes y el electoral, que dio el impulso inicial a una politización y organización de millones de estadunidenses trabajadores, con una plataforma de reformas democráticas y económicas que el capitalismo no puede conceder, particularmente en esta época de crisis. Aparece así, potencialmente, un proceso político de masas que va mucho más allá de Obama, su canal transitorio.

Si en los años 30 un proceso similar fue canalizado por los sindicatos y después absorbido por Franklin D. Roosevelt (al cual Obama no nombra, y no por casualidad), eso fue gracias a la preparación de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué base hay hoy, en cambio, para un keynesianismo masivo y para la domesticación por el Estado de los trabajadores estadunidenses? ¿Dirige Obama un cambio?

A riesgo de desilusionar a muchos “progresistas”, gobernantes o no, Obama no ha hablado, entre sus prioridades, ni de planes masivos para dar trabajo ni de los emigrantes. Cuando mucho, tiene un plan que, si tiene éxito, podría crear en dos años 3 millones de empleos, o sea, apenas la cantidad que se perdieron en los últimos seis meses. Por otra parte, ni ha mencionado el genocidio en Gaza.

Además, si piensa reforzar las tropas en Afganistán, aunque reduzca gradualmente las que están en Irak, y si va a salvar a los bancos y las grandes empresas, ¿podrá dar seguro social a 70 por ciento de personas que no lo tienen?, ¿y podrá devolverles sus casas y el nivel de vida y los empleos que perderán en este año cuando sostiene que la crisis se debe sólo a algunos “irresponsables y codiciosos” y no a la estructura misma del sistema? ¿Cuál cambio prepara con respecto de la paz si tiene como jefe de gabinete al doble ciudadano estadunidense e israelí Rahm Emanuel Israel, que fue soldado en el ejército judío? ¿O cuando mantiene como ministro de Defensa a Robert Gates, elegido por Bush, y manda a Afganistán al general Petraeus, dictador en Irak, también del equipo de Bush? ¿El clan Bill e Hillary Clinton, que controla la política exterior, asegura acaso un cambio cuando la primera es ardientemente filoisraelí y el segundo pidió en el Senado medidas firmes de Obama contra “la amenaza” de Venezuela y Cuba? ¿El propio Obama no declara acaso que Hugo Chávez “exporta actividades terroristas y apoya a las FARC”, intoxicando a la opinión pública con mentiras insostenibles como hizo Bush respecto de Irak? ¿Qué puede esperar América Latina si uno de los principales asesores de Obama para la región es Greg Craig, abogado del ladrón y asesino Gonzalo Sánchez de Lozada, ex presidente de Bolivia refugiado en Estados Unidos, que sigue negando su extradición? En lo económico, ¿qué cambio puede producir cuando el jefe de sus asesores es Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de Clinton, responsable de la más amplia y masiva desregulación bancaria?

Es seguro que Obama no es igual a Bush. También que se verá obligado a hacer concesiones a quienes reclaman cambios urgentes y profundos. Pero éstas serán simbólicas, superficiales. Porque Obama, aunque mulato, es un hombre del sistema, educado en Harvard. Sin duda es histórico que en un país donde el Capitolio fue construido por esclavos y en el que en los años 60 un negro no podía entrar en un restorán ni utilizar el mismo baño que un blanco, un mulato sea presidente. Pero, como dicen los haitianos, “un mulato pobre es negro y un negro rico es mulato”. No estamos sólo ante un problema racial, sino ante la más profunda crisis del capitalismo y muy posiblemente el comienzo de un vasto conflicto entre las clases.
2 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA!!!
A 40 años del crimen perpetrado por el estado mexicano.