lunes, 30 de marzo de 2009

Nueva visita a Pantilandia

Gabriel Borunda

Y el dueño se achicó, si es que podía hacerlo todavía y
fue el hombre increíblemente encogido, pulgarcito
o meñique, el genio de la botella al revés y
se fue haciendo más y más chico,

Guillermo Cabrera Infante

La entrañable amiga Diana Ortega, bibliotecaria del IEE, me planteó un problema de esos que sólo a los bibliotecarios se nos puede ocurrir. ¿Se integrará en Juárez y en Chihuahua un servicio de visitadoras para la atención de las tropas federales y estatales destacamentadas en estas ciudades? O ¿se concesionarán los servicios de relajación de tensiones ocasionadas por esta movilización a algún particular? Estoy seguro que muy pronto tendremos noticia del Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA), para cubrir las necesidades de nuestros impetuosos militares.

Cuando yo era estudiantes de secundaria, de la ya desaparecida secundaria estatal 1, que estaba en la Juárez y 31, nos ponía a aquellos jóvenes calenturientos y espinilludos a unos cuantos pasos de la calle 15. Cerca 300 estudiantes, varones, que por las noches habíamos descubierto ya la humedad del sueño. La calle antes dicha era el camino al pecado y a la depravación, miedosos y sin dinero nos adentrábamos en aquellas vecindades a cuyas puertas se sentaban mujeres que espantaban las moscas de sus peludos pubis que lucían, mientras estaban sentadas con las piernas abiertas en bancas sin respaldo. Los angostos caminos que se encontraban tras el mercado de la reformita se encontraban bajo el embrujo de aquellas tetas y “panochas” exhibidas sin recato en medio de nubes de moscas, con los gritos y las risas de las suripantas, mientras nos veían caminar con la erección en ristre y la bolsa seca para poder contratar algún servicio.

Era un asunto indispensable documentar nuestra erección y lo hacíamos en aquellos lugares. Un día juntamos todo lo de nuestros pasajes, lo que llevamos para gastar y le pedimos prestado a algún amigo, ya ni lo recuerdo y completamos quince pesos, para ver a “Quica la coloreteada”. 10 pesos por el servicio a uno de nosotros y cinco porque los demás viéramos. El elegido por los dioses fue el Zorri (el zorrillo, dicen que se orinaba en la cama y por eso olía muy feo, las muchachas no querían ni saludarlo) nos ganó la rifa y a nosotros, los otros, los mensos, nos tocó ver. Al final, la piruja se apiadó y llamó a otras dos amigas, yo ya me había mojado y me dio vergüenza ¡no me tocó! Junto con otros amigos volví a casa, tembloroso, mojado, con más deseos y culpas no confesables al padre (cura).

Total, cuento lo anterior porque ahí en esos lugares de maravilla, casi como callejón de los milagros, paseábamos como perros jariosos (ansiosos y deseosos en el español de Chihuahua) los estudiantes de la secundaria 1, los de la cinco, los de la ocho y los de la prepa y la vocacional del tecnológico, total algunos mil estudiantes de los que, seguramente algunos dos o tres, cada día lograban resolver sus ansias. Y viene al caso porque habrá que imaginase a seis mil tropas en Juárez y Chihuahua, con la bendición del Santo Padre: San Felipe Calderón y su intercesor ante Dios, San Camilo el del avionazo.

Al respecto escribía Vargas Llosa las denuncias a los militares peruanos: “Sus soldados abusan de nuestras mujeres –estruja su sombrero y pierde la voz el alcalde Piva Runhui –. Me perjudicaron a una cuñadita hace pocos meses y la semana pasada casi me perjudican a mi propia esposa.”…”A Florecita la agarraron dos uniformados viniendo de la chacra y se la montaron en plena trocha…con tan buena puntería que ahora está encinta.” (Pantaleón y las visitadoras, Barcelona, Seix Barral, 1981).

La situación del ejército peruano obligó a crear el servicio de visitadores a cargo del capitán Pantaleón Pantoja, con tan magníficos resultados, que no hubo más violaciones a mujeres por parte de los militares, y sí, la exigencia de que el servicio de visitadoras fuera puesto al servicio de la población civil.

Pero lo importante es dimensionar el problema, como lo hizo el capitán Pantoja:

Se trata de 6000 hombres, que han dejado a sus esposas, por lo menos por los cuatro años que va a durar esta guerra; suponiendo que realicen un servicio sexual cada tres días, estaríamos pensando en 12 servicios a la semana: considerando que nuestros valientes soldados tengan, como los militares peruanos, una duración activo por servicio de 10 minutos, que las mujeres tarden otros diez en asearse tendríamos 20 minutos, con una tolerancia de 10 minutos de margen de respaldo por los lentos o los que dejan muy sucia la parte pudenda de la prestadora, esto significaría que en una jornada de ocho horas, una prestadora podría atender a 16 soldados. Y en el caso de los oficiales y clases, se les daría oportunidad de doble ración, por lo que estaríamos hablando de una hora. Si hacemos cuentas se verá que para atender a 6000 personas, descontando a los homosexuales, casados residentes en la ciudad y enfermos (tal vez estemos hablando de 1000), habría que cumplir 10,000 servicios a la semana, si las prestadoras pueden despachar 16 soldados diarios u ocho oficiales, la pregunta que queda es: ¿Cuántas prestadoras se requieren?

Otras preguntas son ¿quién va a ser el proveedor de condones? ¿Quién será el vendedor de las camas adecuadas para un ejercicio sexual de tal magnitud? Si el ejército lo hace con recursos propios, ¿cuáles serán las soldados, clases y oficiales destinadas para tal servicio? de lo contrario ¿se hará licitación pública?

Algunos de las familias de prosapia chihuahuenses adquirieron brillo y respeto con los negocios de la prostitución en Cd. Juárez, ahora son políticos importantes o lo fueron, robaron y dejaron a la ciudadanía sin recursos y lo hicieron con el sudor vaginal de las mujeres dedicadas a este negocio. ¿Volverá a suceder?

Tal vez la crisis es un buen negocio para algunos ¿tendrán algo que ver con el gobierno federal?

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE ASUNTO SACAS A LA LUZ TAN OLVIDADO POR LAS MENOPAUSICAS COMO YO, PERO ES MUY IMPORTANTE PARA LA SEGURIDAD DE NUESTRAS MUJERES QUE EN ESTE SISTEMA SON TRATADAS COMO OBJETOS. DESDE LOS CONCURSOS HASTA LA MERCADOTECNIA PLASMADA EN TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACION .
TE IMAGINAS A UN EJERCITO DE SOLDADITOS CON LAS HORMONAS A TODO LO QUE DAN. OJO OJO OJO