domingo, 14 de octubre de 2007

Semejanzas entre el Che y Trotsky

Por: Arturo Jiménez


Tomado de: www.jornada.unam.mx


Apego a los fundamentos del marxismo, compromiso con sus principios y valores, congruencia entre el pensar y el hacer, humanismo, búsqueda del hombre nuevo, convicción en torno al internacionalismo revolucionario y a la necesidad de profundizar en la revolución permanente y relevancia esencial a la acción, son puntos de coincidencia entre Ernesto Che Guevara y León Trotsky.

Sin olvidar las diferencias teóricas, ideológicas, políticas, históricas y geográficas entre ambos revolucionarios, y en el contexto de la conmemoración del 40 aniversario del asesinato del Che, este jueves la cubana Celia Hart, hija de los dirigentes Armando Hart y Haydée Santamaría, y el mexicano Esteban Volkov, nieto de Trotsky, se centraron en las semejanzas.

Reparar en éstas era inevitable porque la mesa en la que participaron Hart y Volkov, al lado de los diplomáticos Gustavo Iruegas, Antonio González de León y Javier Wimer, se realizó en el Museo Casa de León Trotsky, espacio que de ese modo se sumó a los actos para recordar al revolucionario muerto en Bolivia el 9 de octubre de 1967.

Celia Hart consideró al Che como “el hombre más necesario del mundo”: dijo que éste ha sido el más consecuente con la teoría de la “revolución permanente” de Trotsky y de otros teóricos y revolucionarios.

El Che, recordó, dejó el poder, los cargos, la familia, todo, para continuar la revolución en el Congo y Bolivia.

Física de profesión y promotora del trotskismo, Hart también se asumió como fidelista. Y consideró que el revolucionario ruso hubiera apoyado al argentino-cubano como no lo hicieron en su momento muchos trotskistas. Destacó un aspecto “grandioso y simpático” de los dos iconos: mientras al fundador del Ejército Rojo lo bajaron al infierno por su oposición a Stalin y al argentino-cubano lo elevaron al cielo por su calidad moral, ambos coinciden en la tierra, “donde hacen falta”.

Celia Hart, quien recordó que en Cuba se llegó a negar a Trotsky, manifestó su desacuerdo e indignación porque apenas en 2006, con el libro Apuntes críticos de economía política: Ernesto Che Guevara (Ocean Press), ella tuvo acceso a textos del guerrillero que no habían circulado en la isla más que citados de manera parcial en otros volúmenes.

“Eso no lo admito ni lo perdono”, dijo, y exigió: “¡Qué no nos roben más a nuestros revolucionarios!”. Y también reconoció que hoy en Cuba se critican y revisan muchas cosas.

Consideró a los dos revolucionarios como “meteorólogos” imprescindibles que en sus textos previeron el derrumbe del socialismo real en Europa del Este y la caída del muro de Berlín si no se corregían los errores en la ex Unión Soviética y su zona de influencia.

Ambos resultaron asesinados por apego a sus principios, fueron “absolutamente radicales e internacionalistas”. Pero su internacionalismo, agregó, no fue tanto por ser “buenas personas” sino porque sabían que era vital para la revolución.

Y como ejemplo mencionó el apoyo en que para Cuba se ha convertido la revolución bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela.

Al final habló de la vigencia en la búsqueda del “hombre nuevo” y dijo que la sociedad capitalista lo está “tratando de asesinar” al promover el dinero y no los valores.

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