viernes, 8 de junio de 2007

El contexto de la batalla de Oaxaca



Por: Yéffim Gero Fong R. (Escrito el 10 de Nov. 2006)



Es evidente que México se debate en una gran crisis política nacional en medio de una singular coyuntura política que podría catapultar a los movimientos sociales y políticos a la perspectiva de derrocar al estado mexicano, o bien una peligrosa y violenta camarilla de poderosos proimperialistas podrían pretender gobernar con el terror.


Dentro de unos días el ilegitimo Felipe Calderón Hinojosa tomará posesión de la presidencia de la republica seguramente en medio de protestas masivas. El sexenio de Vicente Fox puede ser denominado el sexenio del fracaso en todos los sentidos.




No solamente porque no cumplió sus promesas de hacer avanzar la democracia y desmantelar al estado corrupto heredado de los sexenios priístas, sino porque desde el punto de vista de la agenda del Consenso de Washington, no pudo lograr las llamadas reformas estructurales que consisten en la privatización de los recursos naturales y energéticos y las reformas fiscal y laboral que permitan mayores facilidades a los empresarios.



El artero y escandaloso fraude electoral presidencial que dio como “ganador” a Calderón, operado tanto por miembros del PAN —el partido de Fox—, miembros del PRI, empresas privadas, las instituciones de justicia, y con el apoyo de los grandes medios de comunicación y la Casa Blanca , debe tomarse como una fuga hacia delante de la derecha mexicana a la cual se le acaba el tiempo engranados a la apuesta neoimperialista de Estados Unidos ahora en duda.


Antes de que los movimientos sociales masivos se presenten en México como en Sudamérica o bien que el consorcio petrolero militarista que gobierna en Washington termine de derrumbarse, los poderosos en el país harán lo necesario para remontar los seis años perdidos del foxismo, incluso arriesgando un levantamiento de la población.

Con este contexto nacional o mejor dicho regional debe entenderse la importancia del conflicto en el estado sureño de Oaxaca entre la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) por el lado de los pobres y los gobiernos federal panista y local priísta representado por el odiado gobernador Ulises Ruiz Ortiz (URO) a los cuales se unen “en santa cruzada” los empresarios y los medios.


México a la hora de las definiciones.




En el mes de mayo de este año, las y los profesores de la sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) comenzaron las movilizaciones para exigir otra tabulación para su salario ya que la ciudad de Oaxaca capital del estado se ha venido convirtiendo en una ciudad cara en los últimos años debido al turismo, también exigen mayores apoyos a la escuela y becas para alumnos pobres.


Cabe mencionar que el estado de Oaxaca es un bastión importante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) corriente democrática del SNTE y principal opositora de la tradicional líder de los maestros la corrupta y señalada como importante operadora del fraude presidencial, Elba Esther Gordillo.


A las legítimas movilizaciones y demandas de los maestros el gobernador URO contestó con amenazas que posteriormente cumplió el día 14 de junio, lanzando a los policías a levantar violentamente el plantón que los maestros habían instalado al final de mayo —ya días antes policías dispararon contra una manifestación pacifica de los maestros—.

La intervención de la policía fue un fracaso por parte del gobierno que sin lograr retirar a los manifestantes de las barricadas, en cambio consiguió que la mayoría de la población se uniera en el repudio a URO y en apoyo a los maestros.


Entre el 17 y 21 de junio se forma la APPO con la participación de diversas organizaciones políticas: de derechos humanos, gremiales e indígenas comuneras, a partir de este momento el movimiento ya no es más sólo del magisterio y se convierte en movimiento legítimo de la mayoría del pueblo de Oaxaca, una verdadera comuna en rebeldía exigiendo la más sentida demanda: ¡Fuera Ulises Ruiz!




Durante el mes de junio cuatro megamarchas en apoyo al movimiento sacaron a la calle cientos de miles de oaxaqueños demostrando lo impopular del gobernador. Ante la cerrazón del gobernador, y la inhabilitació n de la estación pirata de radio que operaba el movimiento, en el mes de julio la APPO pasó a la toma de estaciones de radio y televisión, el gobierno agudizó la represión para liberar las estaciones.


Durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre provocadores paramilitares al servicio de los caciques locales y en apoyo a URO estuvieron disparando contra las barricadas del movimiento y secuestrando gente.


El 28 de octubre paramilitares lanzan la última provocación violenta disparando contra una barricada. El 29 de octubre la Policía Federal Preventiva (PFP) inicia la “recuperación” de la ciudad.



El conflicto en Oaxaca que a lo largo de seis meses ya costó la vida de aproximadamente veinte personas incluyendo al compañero reportero de Indymedia Washington Brad Will, decenas de heridos y presos, ahora cubre los titulares de los periódicos y nos llena de imágenes de barricadas ardiendo y enfrentamientos entre gente del pueblo y policías federales.


El conflicto en Oaxaca no puede reducirse a un conflicto por falta de canales democráticos como quieren pregonar los civilistas del pensamiento débil. De hecho el conflicto en Oaxaca esta enredado en la pugna por una de las zonas geoestratégicas más importantes del mundo, lo cual le confieren al conflicto una importancia global e histórica como trataremos de demostrar.

Oaxaca esta en el corazón de una de las dos zonas, junto con la cuenca amazónica, más ricas en biodiversidad en el mundo, ésta es precisamente la zona que mayormente coincide con las características de las contempladas por el Plan Puebla Panamá (PPP): las selvas del sur mexicano y Centroamérica, ricas en minerales, maderas, agua, especies, litorales, zonas turísticas de gran belleza, patrimonio cultural prehispánico, tienen además petróleo y gas y podrían ser un importante paso de mercancías del pacifico al atlántico y viceversa.


El PPP es la estrategia político comercial imperial que operaría lo que apenas está firmado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), prácticamente el saqueo de la riqueza de la zona y la sustitución del ambiente rural comunitario indígena por la urbanización industrial de tipo comercial y maquilador.


Es inevitable que tal agresión al corazón de México provoque un éxodo masivo de emigrantes hacia el norte aun mayor que el actual, he aquí una de las razones por las cuales Estados Unidos militariza la frontera con México. Pero son precisamente los estados del sur mexicano (Chiapas, Guerrero, Michoacán, Veracruz, etcétera) donde está la mayor concentración de pueblos indios en México, y Oaxaca precisamente el estado con más concentración indígena en el país.


Aquí aún existen las comunidades indígenas, muchas con sus usos y costumbres tradicionales que han sido durante siglos maltratadas y atacadas por los caciques y los gobernantes locales, además de que el extremo sur de México fue y es una zona en su mayoría exenta del proceso revolucionario de 1910 que se concentró en el norte y centro del país. Esto explica de alguna manera por qué el conflicto en Oaxaca y en todo el sur de México sigue siendo el problema de la conquista ahora en el siglo XXI por otros medios.



Han sido las y los profesores democráticos provenientes de tradiciones comunistas, guevaristas e incluso anarquistas que en los sesentas y setentas prendieron en la zona, luchadores sociales, quienes se han convertido en verdaderos intelectuales orgánicos del pueblo durante tanto tiempo agraviado. Todo esto se muestra como un verdadero reto para los planes neocolonialistas del Consenso de Washington y sus socios mexicanos primeros invitados al festín.


La perspectiva de la autonomía indígena se muestra como el reverso del PPP y es de esta tradición que la APPO saca su fuerza moral e inspiración, desplegando un movimiento sin líderes visibles u organizaciones hegemónicas. La organización de la APPO esta sentando un precedente y mostrando un ejemplo que podría ser seguido por otros estados con problemáticas muy similares.


Aún más, la represión del estado provocó la ola de solidaridad nacional e internacional con el pueblo de Oaxaca, pero muy especialmente del EZLN que por medio del Sub Comandante Marcos llamó a la toma de carreteras, casetas y puentes en apoyo a Oaxaca, también los campesinos de Atenco que han sido ejemplares opositores a los planes neoliberales en zona indígena mostraron su solidaridad incondicional con el pueblo de Oaxaca.

Esto quiere decir que los movimientos indígenas más importantes en México en los últimos años, verdaderos retos para el estado mexicano y los intereses trasnacionales, se están conectando en la necesidad de llevar al triunfo al pueblo de Oaxaca.


Lo que podría estarse jugando en estos momentos en esta entidad es el futuro de un proyecto de nación, uno sometido a los intereses del gran capital donde a los pueblos no les quede más que desaparecer disueltos en las capas proletarias u otro que reconozca el aporte y la autonomía indígena y preserve el ecosistema. Por eso se necesitan criminales al estilo URO, pegados a los intereses de los caciques terratenientes y a los paramilitares que operan en toda la zona para “gobernar”.

Se trata primero que nada de controlar y limpiar la zona del sur de México, en una verdadera guerra de baja intensidad contra la gente, es por eso que URO se ha distinguido como un represor e intolerante mayormente contra los pueblos indios y los maestros “rojos”.

En el otro lado lo que necesita Oaxaca es la solidaridad combatiente de los proletarios nacionales e internacionales, si ganamos la batalla de Oaxaca avanzaremos un gran paso para la gran confrontación clasista que se avecina en México.



noticias desde Chihuahua y Ciudad Juárez, gero.

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