martes, 19 de mayo de 2009

Del correo

Influenza, recesión y teoría del shock*

Durante el pasado cuarto de siglo, México ha sido considerado un laboratorio de la mundialización neoliberal. País tercermundista, tierra de pobres hambrientos, desde la fraudulenta imposición de Felipe Calderón se sumaron la guerra” y las muertes violentas en clave ascendente, y ahora llegó el flu mexicano, rebautizado por razones de imagen política como virus A/H1N1.

Hoy que la crisis sanitaria desapareció de los medios de difusión masiva con la misma celeridad con la que había llegado, algunas cosas van quedando claras. Por ejemplo, que luego de dos semanas de una demagogia oficial atemorizante y de saturación, a ratos triunfalista o chauvinista, que incluyó la manipulación de cifras, el engaño, la distorsión informativa y una campaña de rumores apocalípticos, afloró, bajo la influenza, el miedo. Un miedo pánico paralizador, fragmentador, desmovilizador de toda acción colectiva y de la solidaridad social.

Con el apoyo de las principales cadenas de radio y televisión bajo control monopólico, que en la coyuntura volvieron a actuar como dispositivo de poder de la actual estructura de dominación de clase, el gobierno logró sacar a millones de mexicanos del espacio público y los acuarteló en sus casas, presas pasivas del duopolio televisivo y sus papagayos. En otra clara acción de terrorismo mediático, los forjadores de opinión volvieron a sembrar alarmismo, temor y desolación, y ayudaron a construir en el imaginario colectivo la idea de un nuevo enemigo devastador oculto.

En ese ambiente manufacturado, la “dictadura sanitaria” de Calderón –como la llamó uno de sus apologistas– logró cuajar de facto, sin aprobación del Congreso (en abierta violación del artículo 29 constitucional), sin toque de queda formal ni tanques en las calles, una extraordinaria experiencia de control de población y disciplinamiento social. Entre otras medidas, el Estado de excepción sin fecha de caducidad decretado por Calderón permite el allanamiento de morada por la policía y el ejército, sin orden de cateo de alguna autoridad judicial, en flagrante violación de las garantías individuales.

Con el paso de los días y nuevas informaciones de especialistas y gobiernos extranjeros queda la sensación de que Calderón y su entorno exageraron la reacción a la influenza, y en un exceso de ortodoxia con la medicina amarga dieron otro golpe brutal al aparato productivo. Y ahora que se vuelve a la “normalidad” por decreto y reaparece la devastadora crisis económica global que ha sumido en la pobreza y el paro a millones de hombres y mujeres concretos, el saldo, en México, es el reforzamiento, desde arriba, en clave de lenguaje de guerra, de la violencia y el miedo, dos núcleos duros explotados por los medios para generar más inseguridad y fragmentación social.

Superada la crisis epidemiológica y sanitaria, tras el anuncio oficial de que pese a los “programas contracíclicos” gubernamentales México ya había entrado en recesión luego de dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo –información que se retrasó de manera deliberada–, se consolida el escenario propicio para la “teoría del shock”.

*Carlos Fazio


¡Que las crisis la paguen los ricos, ellos las provocaron!

Marcha por la Justicia y el Respeto de los Derechos Humanos. 30 de Mayo de 2009 3:00 pm Glorieta Pancho Villa. Chihuahua, Chih. México.

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