lunes, 20 de abril de 2009

Si el valor fuera la vida.


Si el valor fuera la vida en Chihuahua no hubieran sido más de 2,400 ejecuciones en el 2008, pero fueron.

Las madres, los padres, las/os hermanas/os, las/os hijas/os de todos y cada uno de los “ejecutados” (que en su mayoría han sido hombres jóvenes) no dirán que sus familiares fueron ejecutados dentro de una “guerra contra el narco” sino que dirán, y dirán bien, que sus hijos fueron asesinados, los asesinatos ocurren cuando una persona priva de la vida a otra, haya cometido ésta el crimen que haya cometido ya que para juzgar crímenes es que el estado mexicano cuenta con un Sistema Judicial, carísimo por cierto. Sin embargo la población se acostumbra patéticamente a exclamar frases como “quién sabe en qué andaría”.

Si el valor fuera la vida el crimen organizado no se combatiría con armas que, aunque todos los medios oficiales y las instituciones gubernamentales digan lo contrario, las armas se hicieron para matar.
La muerte por guerra se ha instalado en el mundo como un gran negocio. Desde la 2ª guerra mundial los países del mundo se han hecho a la guerra siempre y cuando se plantee una justificación que la mayoría de la gente crea, aquel “Enemigo Sustancial” de Schmidt que se reflejó tan claramente en el quehacer de Hitler y que dañó severamente al Comunismo luego de la despreciable actuación de Stalin. Según el académico Gregorio Peces-Barba Martínez en la teoría del Enemigo Sustancial “se fundan todas las fundamentaciones religiosas, políticas y culturales. Aquí encontramos a Bolton o a John Yoo defendiendo las políticas de Bush sobre la tortura, el estado permanente de excepción o la detención sin juicio…”
Las muertes por inanición y las muertes por arma de fuego (del tipo que sea) son abismalmente diferentes, lo sabemos, pero esta diferencia es especialmente reconocida por empresarios israelís y estaudonidenses que se dedican a sacarle ganancias a las segundas. El avance de las tecnologías bélicas pasa de largo por sobre el avance de las tecnologías educativas y de salud, que son las necesarias para la vida. Así pues las guerras se suceden una tras otra por sin razones como “enemigos sustanciales” o por renovar armamento que está a punto de ser desplazado por nuevas tecnologías bélicas.
La epidemia voraz y asesina de la guerra no tiene suficiente con instalarse entre los países, o mejor expresado: no tiene suficiente con instalarse en un país para que ataque a otros sino que ahora también se generan guerras internas en los países. Es así que las compañías bélicas resultan las verdaderas gobernantes en los países que son supuestamente soberanos; siguen el ejemplo de su mamá la Coca Cola que en los 40´s tuvo a bien inventar la Fanta, para poder seguir obteniendo ganancias de Alemania, que nada quería, por aquel entonces, de Estados Unidos. Así, como una Fanta de naranja, el armamento y la capacitación para la “guerra contra el narco” llega a México a través del Plan Mérida, el cual contempla un programa de capacitación, adiestramiento y equipo, todo el dinero de este plan lo gasta Estados Unidos para beneficio de México, como hermano mayor, él decide a quién le paga y a quién le compra para capacitarnos a nosotros, incapaces.

Si de verdad se valuara la vida en su justa medida, las medidas para combatir el crimen, organizado o no, se plantearían desde los orígenes del mismo. La raíz es la que hace crecer; las ramas se quiebran por montones pero la raíz, por esencia, hará crecer más; si el gobierno estatal no sabe esto que se lo pregunte a cualquiera de los pocos campesinos que quedan en Chihuahua que aún contra toda falta de atención y apoyo, siguen sembrando.

Sin embargo diputados como Jesús Patrón, José Luis Espinoza, Marina Arvizu, César Duarte, Juan Fco. Rivera, Alberto Amador, Octavio Fuentes, Susana Monreal, Edmundo Ramírez y otros priístas tienen la osadía de dirigirle al Secretario de Seguridad Pública de Chihuahua, Luis víctor Valencia de los Santos, una carta en la que “aprecian las acciones que ha llevado a cabo (dentro del operativo conjunto Chihuahua) con estricto apego al marco de derecho”… Yo me preguntó si se estarán burlando de la población que ha atiborrado las funerarias poniendo los muertos y que se ha apoderado de las calles con cortejos fúnebres, lamentablemente sólo con cortejos fúnebres.


El presidente espurio advirtió que en esta supuesta “guerra contra el narco” habría muertos, pero no advirtió que los muertos los pondría el sector juvenil. Sin embargo, al contrario de los diputados locales, el Instituto Chihuahuense de la Juventud no se ha expresado sobre el caso a pesar de que los hallazgos de asesinatos muestren comúnmente rostros jóvenes.

Se considera una persona joven cualquier persona hasta los 29 años. Los muchachos encontrados muertos por disparos de arma de fuego a principios de Abril en la laguna de Aboréachi en Guachochi, no pasaban de 25 años. Y como ellos muchos otros encontrados en fosas comunes, en la calle, en las veredas, no pasaban de los 30 años.

Según los datos de la Encuesta Nacional de Violencia del 2007 realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud, de la población de jóvenes solteras/os entre 15 y 24 años, el 44.3% ya no asiste a la escuela, las razones predominantes son que ya no quiso estudiar y que tuvo que trabajar. Del porcentaje que aún estudia, más de la mitad (55.6%), trabaja además. Mi pregunta sería ¿qué hace el Instituto Chihuahuense de la Juventud para atraer a aquel sector de la población juvenil que ya no estudia?

Esta falta de política pública hacia los jóvenes que abandonan sus estudios es lo que en gran medida facilita que las redes del narcotráfico los atraigan o, dolorosamente, que ellas/os busquen pertenecer a ellas para tener el poder adquisitivo suficiente para satisfacer las necesidades de la era neoliberal, la ropa de marca, los carros, los viajes y, por qué no, hasta una Fanta de naranja.

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