martes, 7 de octubre de 2008

La alianza para la privatización de la educación

Jessie Yurisa Dzib Dzib es maestra de primaria. Ganó una plaza mediante un concurso, para trabajar en el municipio de Cozumel. La Secretaría de Educación de Quintana Roo le otorgó el 16 de agosto un contrato de lista de raya por 15 días. No es susceptible de basificación, está sujeto a la evaluación de su desempeño y es pagado con recursos del municipio.

Jessie no es la única profesora que padece una situación así. En todo el país existen graves anomalías en la entrega de plazas de nueva creación a quienes concursaron y ganaron. Las vacantes definitivas son distribuidas por compradazgos o acuerdos previos entre líderes sindicales y autoridades educativas. Las irregularidades están en todo el país. Y para muchos maestros más de todo el país eso es la Alianza para la Calidad de la Educación (ACE). De allí su rechazo al programa.

En nombre de la modernización, la alianza reforma los lineamientos de la carrera magisterial para que se consideren exclusivamente tres factores: aprovechamiento escolar (medido a través del Ceneval), cursos de actualización certificados de manera independiente, y desempeño profesional. De esta manera pasa por encima del escalafón y deja fuera criterios de evaluación tan importantes como la antigüedad y los estudios universitarios.

La ACE establece como criterio para calificar a los maestros el desempeño escolar de sus alumnos medido con la prueba Enlace. Este examen no distingue regiones o niveles socioeconómicos de los alumnos. Es así como, por ejemplo, en su área cívico-ética pregunta a los estudiantes por el significado de los tres colores del semáforo. Por supuesto, un niño urbano no tiene problema alguno para responder a esa pregunta. No así un muchacho de una comunidad rural.

La alianza es para el gobierno de Felipe Calderón lo que Enciclomedia fue para la administración de Vicente Fox: la vía para hacer grandes negocios, abrogar conquistas laborales y privatizar la educación pública.

Formalmente destinada a proporcionar tecnología informática a las escuelas primarias del país, Enciclomedia se convirtió para Vicente Fox en el gran proyecto educativo de su sexenio. Le destinó más de 24 mil millones de pesos. Quienes desde las filas del magisterio se opusieron al proyecto y denunciaron que no respondía a las necesidades educativas nacionales fueron acusados de ser enemigos de la modernización.

Conforme el tiempo pasa, se documenta que Enciclomedia no sólo tiene dudosos resultados pedagógicos, sino que fue un gran negocio para unos cuantos empresarios. Funcionarios de la Secretaría de Educación Pública presuntamente negociaron y acordaron con las empresas proveedoras repartirse las compras para el programa.

La alianza abre a las organizaciones patronales la puerta para intervenir en la educación pública y para hacer negocios a partir de ella, tal como los hizo con Enciclomedia. Convoca a los empresarios a impulsar la transformación por la calidad educativa. Mediante su participación en los consejos de participación social, los involucra en la evaluación de los maestros.

Los hombres de negocios disputarán una parte de los 14 mil millones de pesos que se destinarán a este programa en el presupuesto de 2009. El jugoso pastel de infraestructura educativa para educación básica, tan deseado por contratistas privados, consistirá en 2 mil 380 millones de pesos, y a Enciclomedia le tocarán más de 5 mil millones de pesos. La iniciativa privada participará tanto en el lucrativo negocio de las evaluaciones anuales que se practicarán a los maestros y a los centros escolares como en el de las auditorías externas.

Los inversionistas no han esperado a que se les invite a los consejos para intervenir en el tema con su agenda. Sin tapujo alguno, Claudio X. González señaló: “debemos pensar cómo hacer para cambiar la educación”. La Confederación Patronal de la República Mexicana supervisó la aplicación del concurso de admisión para maestros de nuevo ingreso en el estado de Coahuila. No puede extrañar entonces que las cámaras patronales estén jugando un papel de primer orden en el apoyo a la alianza y en el fallido intento de movilizar a padres de familia contra maestros huelguistas en Morelos.

Los consejos de participación social tendrán entre sus funciones buscar recursos para el mantenimiento y funcionamiento de las escuelas, por conducto de donaciones o de cuotas cobradas a los padres de familia. De esta manera, así sea parcialmente, se traspasa a las familias de los alumnos el costo de la educación pública que, según la Constitución, debe ser gratuita.

Esta obsesión privatizadora puede verse con toda claridad en la jerga y los contenidos que integran el anteproyecto de norma oficial mexicana del Servicio de Calidad en la Educación Básica Obligatoria, en el que se resume el nuevo modelo educativo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. El documento define a los alumnos como usuarios, a la SEP como proveedor, y a los padres de familia como “los supervisores y representantes ante la sociedad de los derechos y obligaciones del educando”.

El anteproyecto está plagado de referencias explícitas a la flexibilidad y competencia. Dice que el “desempeño del maestro y sus competencias serán certificadas por instituciones que cumplan con la Ley Federal sobre Metrología y Normalización”. Señala que es necesario incorporar a las organizaciones del sector privado al organismo rector de la gestión de calidad de educación. Estipula la necesidad de efectuar auditorías externas por un tercero, una vez al año. Traspasa. En suma, como hace la alianza, entrega competencias públicas a entidades privadas.

Los maestros que se oponen a la ACE no buscan privilegios indebidos. La rechazan porque están seguros de que la calidad que reivindica no es más que un pretexto para que algunos hagan negocio y para que la derecha realice su viejo sueño de apropiarse de la docencia pública. El verdadero nombre del acuerdo debería ser alianza para la privatización de la educación.

Escrito por: Luis Hernández Navarro
Tomado de: La Jornada 07/10/2008
CENTRO DE MEDIOS LIBRES CHIHUAHUA

Drogas y recesión

Primero te la ofrecen por teléfono. Tú les dices que no y cuelgas. Ellos insisten a toda hora diciéndote que te la entregan en tu domicilio o en el lugar que tú les digas.
Un día, acosado por los problemas, la tensión, las presiones… aceptas, pero adviertes que sea poco. Contigo mismo, haces el compromiso y tomas la decisión de sólo probarla cuando estés presionado y en pequeñas cantidades. Lo cierto es que te gusta, te sentiste más aliviado y te diste cuenta de que no te hizo mucho daño… un poco cansado por la euforia, pero sólo eso.

Con un poco más, no pasa nada y ellos ya dejaron de molestarte (por el momento). Tu vida ha empezado a cambiar y te das cuenta de lo importante que ha sido para ti el consumo: ahora sientes cosas que antes no sentías; tienes nuevas sensaciones, te sientes, cómo te diría… más ligero, activo, y te parece que los que te advertían antes y ahora no saben de lo que se pierden. Ahora me río, me suelto y no tengo que dar cuentas a nadie; bueno, es relativo, porque me doy cuenta de que se me está acabando lo que me dieron al principio y por ahí me mandan un recado para que les dé algo, lo mínimo, o si no, no me dan más.

Vuelven a llamar y me ofrecen otra, pues ya empezaba a sentir presión y falta de seguridad. Reconozco que me hice aprensivo, pero sólo al recibir el paquetito sentía alivio y bajaba la tensión, regresando al estado eufórico del principio, aunque por tiempos más cortos. Ahora te ofrecen de todo y que les pagues de a poquito.

Así nos enganchan, pues. Luego, cuando más la necesitamos, te empiezan a presionar y a dejarte recados a toda hora, en la madrugada, en la tarde, la noche. Se enteran de tus teléfonos, de la casa, del trabajo y el celular, y te vuelves contradictorio, pues por una parte quieres más, la necesitas y ya no te importa nada, y por otra, cuando contestas, te ofrecen más y otras te amenazan, primero, con ellos mismos y luego diciéndote que darán el encargo a otros y esos sí son muy malos y no sobrevivirás a su manera de cobrar.

No lo reconoces, pero ya eres adicto y no puedes vivir sin ella. Estás comprometido y buscas desesperadamente ingresos para pagar, y ahora a los viejos problemas se suman los nuevos. En la calle andas temeroso, en todos los lugares te rechazan y ahora andas pidiendo a otros, porque a ti te presionan, no dándote y a la vez exigiéndote que les pagues. Las amenazas suben de tono, les dices que mañana, la otra semana les pagas y les pides que te den un poco más, pues sin ella ya no funcionas. Llegan otros y te dan, pero ahora tú quieres cambiar tu deuda y te pones a vender un poco de lo que te han dado y te das cuenta de que no hay que consumir todo, sino que hay que vender, y así empiezas a trabajar para ellos, y todo empezó cuando un día levantaste el teléfono y las presiones te hicieron aceptar.

El gobierno sabe en la que estoy metido, pero en vez de ayudarme a mí y rehabilitarme, los protege a ellos y a mí me criminaliza. El gobierno sabe dónde están y quiénes son ellos; conoce a los que me amenazan y saben las consecuencias de mi adicción.

Hoy tengo ocho tarjetas de crédito, que no sé cómo voy a pagar. Ya no contesto el teléfono, veo los emails y los borro, pero luego no me dejan morir y me ofrecen más y más.
No hay duda: éste es un país que vive de las drogas y los que me llevaron a esto hoy me amenazan con el terror, con unos sujetos tipo zetas, llamados El Buró, de hacer públicas mis adicciones y acabar con mi prestigio para siempre. Ellos tienen sucursales, en el Golfo, en el Pacífico, Tijuana, Ciudad Juárez, Matamoros, en la capital, y somos ya millones endrogados, atados a su cartera vencida, hacinados en sucursales. ¿Podemos vivir sin drogas?

La recesión
La palabra “crisis” ha sido sustituida por recesión. Ya no saldremos de la crisis, porque no hay, sino de la recesión.

Ella sólo significa que todo se volverá más lento y esto producirá agobio, tensión. En la recesión del 29 en Estados Unidos, muchos se tiraban desde las ventanas, cuando se les acumularon las drogas o los capitales se les esfumaron de un día para otro por la caída de los valores de sus riquezas y hasta levantaron la prohibición de la venta y consumo de alcohol. Esto hizo de golpe nuevas riquezas.

Hoy aquí en México, nuestro gobierno, como política contra la recesión, prohíbe el consumo de tabaco, cuando en los bares y cafés más se necesita hablar; hace obras y pone cemento a diestra y siniestra sin que sepamos si son necesarias. El país inundado, miles son decapitados y ejecutados como tarea de los malos para acabarse ellos mismos y las mentiras públicas son el recurso más importante para mantener el país a flote y con estabilidad. ¿Cómo será México si alguna vez salimos de la recesión, las mentiras y las drogas?

Escrito por: Marco Rascón
Tomado de: La Jornada 07/10/2008
CENTRO DE MEDIOS LIBRES CHIHUAHUA